[Note: Claridad of Puerto Rico has published Spanish translations of two of Marilyn’s poems, “Tattoos” and “Undocumented”. The introduction and translations below are from www.claridadpuertorico.com]
En su edición de octubre, la revista socialista independiente de Estados Unidos- Monthly Review – publicó dos poemas de la prisionera política, activista y revolucionaria estadounidense, Marilyn Buck, quien murió de cáncer el pasado 3 de agosto, sólo veinte días después de comenzar a disfrutar de libertad bajo palabra, luego de veinticinco años encarcelada en prisiones de máxima seguridad.
Antes de su arresto, Buck vivió clandestina por años, apoyando y participando en acciones políticas de partidos y movimientos por la liberación de los negros y otras minorías en Estados Unidos. En distintos momentos, coincidió en cárceles con las prisioneras políticas puertorriqueñas Lolita Lebrón y las hermanas Lucy y Alicia Rodríguez, con quienes trabó la amistad de quienes comparten ideales.
Intensamente comprometida y solidaria, la voz poética de Marilyn Buck, desarrollada durante sus años de encierro, le permitió mantener el contacto con la lucha a la que entregó su vida, recibiendo por ello múltiples premios y reconocimientos literarios. En su poder, la poesía se convirtió en un arma de denuncia contra el discrimen y la injusticia que los barrotes y los calabozos no pudieron acallar.
En esta edición, En Rojo se enorgullece de reproducir estos dos poemas de Marilyn Buck, como homenaje a una valiente mujer, revolucionaria y poeta que utilizó su voz para rescatar a miles de mujeres del anonimato y el silencio. La traducción al español es nuestra.
N. del R.
Tatuajes
La observación de una prisionera: Leo sobre la operación “golpe y espanto”,
tu país despojó a Irak: luces, teléfonos, televisores,
hasta el agua.
En mi país, no te quitan la ropa,
no te envían lejos miles de millas.
Aquí los prisioneros conocen el golpe y el espanto,
aquí me dejaron desnuda, se lo llevaron todo:
el relicario con los retratos de mis hijos, me despojaron de todo,
por suerte no me cortaron mis tatuajes.
Trataron de robarme de mí misma.
Me quitaron mi nombre, añadieron un número.
Sólo queda Ramos: Ramos 72283-212.
Yo no soy un número. Soy
Sara María Ramos-Portillo,
no un número. Tengo mis tatuajes.
Cada noche toco el nombre de mi marido
Ángel Luis, con alas de ángel
sobre mi corazón, y uno con flores,
pequeñas rosas rojas entrelazadas en mi muñeca,
con Tina y Luis, las iniciales de mis hijos.
No pueden quitármelos.
Recuerdo quién soy
y de dónde vengo.
No perderé mi historia.
Mi piel hace un tatuaje de mi canción.
Indocumentada
Benny regresó.
Su hermana le suplicó que viniera
a la casa de Long Beach a ayudarla.
Mamá está tan enferma.
No puedo, no puedo, no puedo.
No debo cruzar hacia allá.
Mejor me quedo aquí en TJ, tengo
miedo de volver a prisión.
Por favor, hermana, ven.
Por favor, hermana, no me lo pidas.
Nada te va a pasar. Mamá te necesita,
está tan enferma y necesita que hables
por ella con el doctor. ¡Hablas
tan bien el inglés!
No puedo. Sí puedes,
iré a buscarte. Verás
que todo saldrá bien.
No, iré sola,
a pie, con los trabajadores diurnos.
Benny regresó
hace tres años ya.
Mamá murió
y nunca la volvió a ver.
Benny se va pronto
“Inmigración” la envía de vuelta
a Tijuana.